SALVAR AL SOLDADO………FREDERICK NILAND
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SALVAR AL SOLDADO………FREDERICK NILAND

SALVAR AL SOLDADO………FREDERICK NILAND

En 1998 Spielberg rodó “Salvar al Soldado Ryan”. En palabras de Molina Foix que hago mías ‘la película que mejor y más conmovedoramente nos muestra lo que es ese infierno llamado guerra’.
Desde el momento en que las puertas de las lanchas de desembarco se abaten sobre la playa “Omaha”, hasta que el pelotón del Capitán Miller (Tom Hanks) y el resto de camaradas toman las cotas altas de las playas del desembarco del famoso día D, 6 de junio (el mayor desembarco naval de la historia moderna), han pasado 29 minutos. Media hora donde el espectador no ve el infierno, está en él, dónde el estruendo de las explosiones te distorsiona la visión y sus ondas sónicas te hacen perder el equilibrio. Esa primera media hora de la película, cambió para siempre el cine bélico. Por si misma, esa primera media hora es una obra maestra.
Pero entremos en nuestra pequeña historia.
Recordareis que tras que el Capitán Miller (Tom Hanks) observase las miles de embarcaciones pendientes de desembarcar hombres y materiales (“Vaya espectáculo”, es la frase de Hanks), Spielberg nos lleva a una sala donde decenas de secretarias redactan notas de pésame a los familiares de los caídos y que, una de ellas, cae en la cuenta que la que estaba escribiendo coincidía con otras dos previas en la dirección a la que ésta última debía remitirse. Tras ir pasando por una serie de mandos acabamos ante nada más y nada menos que el General George C. Marshall, Jefe del Estado Mayor del Departamento de Guerra. Éste, que ha sido informado que un cuarto hermano Ryan no ha sido localizado y del que solo se sabe saltó en paracaídas como miembro de la División 101 Aerotransportada tras las líneas enemigas, recordando el caso de los Hermanos Sullivan (que anotaremos seguidamente) es el que da la orden de que hay que “Salvar al soldado Ryan”. “Ese muchacho está vivo. Vamos a enviar a alguien
para que le busque y vamos a sacarle de ahí”.
El resto es la película que todos recordamos y, de entre las candidatas a Oscar a la Mejor Película y para quién esto escribe, la mejor de ese año sin duda…. Sin embargo, se lo acabó llevando Shakespeare In Love, producida por Harvey Weistein. Yo tengo mi conclusión y que cada cual busque la suya.
Como apunté anteriormente, desde el Estado Mayor no quieren otro caso como el de los Hermanos Sullivan. Y así se menciona en la película que, desde el hundimiento del USS Juneau –torpedeado y hundido por submarino japonés en Guadalcanal y donde murieron los cinco hermanos Sullivan- lo que antes podía ser una norma no escrita a seguir, esto es, separar a hermanos en divisiones y/o frentes distintos, se tradujo en norma de obligado cumplimiento.
Por tanto, claro está que el caso de los hermanos Sullivan (también llevado al cine en 1944 en la película 20th Century Fox “Eran Cinco Hermanos” y cuyo título original fue The Sullivans o The Fighting Sullivans) ronda por la cabeza del guionista Robert Rodat, pero esencialmente lo que movió a que éste escribiese el guión que después hemos visto plasmado en la pantalla fueron los hermanos Niland.
Salvemos pues al Soldado (sargento era su graduación) Frederick «Fritz» Niland.

Aquí lo tenéis.


Sargento de la Compañía H, del 501º Regimiento de Paracaidistas de la 101 División Aerotransportada.
Perdonadme, he de volver atrás… pero solo un poco.
Frederick, era el menor de otros tres hermanos Niland, Edward, Preston y Robert y todos enrolados en el ejército de los EEUU.
El mayor, Edward, era operador de radio a bordo de un bombardero B-25 en el sudeste asiático, Preston estaba enrolado en la 4ª División de Infantería y Robert en la 82 División Aerotransportada.
Apenas dos semanas antes del desembarco de Normandía, Edward fue derribado el 20 de mayo del ’44 sobrevolando las tierras de la antigua Birmania, hoy Myanmar. Fue declarado desaparecido en combate.
Robert por su parte fue lanzado en paracaídas la noche del 5 de junio tras las líneas enemigas. Falleció al día siguiente 6 de junio.
Preston, desembarcó en la playa de “Utah” el famoso día D y allí murió ese mismo día.
¿Qué pasó con Frederick?
Perteneciente a la muy famosa División 101 Aerotransportada (respecto de la ”101 Airbone” os recomiendo la serie de televisión Hermanos de Sangre –Band of Brothers- y realizada por la misma producción de Salvar al Soldado Ryan), Frederick se embarcó la noche del 5 de junio de 1944 en un avión de transporte C-47 con la misión de saltar tras las líneas enemigas y evitar con sus acciones que el enemigo pudiese enviar refuerzos a las playas que esperaban el desembarco con las primeras horas del día 6. Y al igual que ocurrió con otros muchos transportes aéreos, bien por el fuego antiaéreo, bien por equivocaciones de los pilotos, muchos de los paracaidistas –y Fritz entre ellos- cayeron en localizaciones distantes de las previstas.
Nuestro Niland cayó cerca de la ciudad de Carentan, distante unos 15 kilómetros del lugar del teórico aterrizaje de su compañía. Con pocos compañeros, desconociendo el terreno y rodeados de enemigos, así deambularon perdidos una semana, hasta que fueron ayudados por un miembro de la Resistencia Francesa para poder reunirse con el grueso de su tropa. El poder reunirse con sus camaradas fue providencial puesto que el 13 de junio del ’44, las fuerzas alemanes realizaron un cruento ataque sobre la militarmente conocida como “Colina 30”. Tras participar brillantemente en esa batalla y rechazar a las fuerzas enemigas, nuestro “soldado Niland” fue condecorado con una Estrella de Bronce al destruir un nido de ametralladoras con granadas.
Tras la batalla de la “Colina 30”, los superiores de “Fritz” le participan la triste noticia, les consta el fallecimiento de su hermano Robert y que éste se halla enterrado en Sainte-Mère-Église. Desplazándose a ese lugar, solicita en el cementerio la ayuda del hombre que acabará siendo el héroe de nuestra pequeña historia, el capellán castrense Teniente Coronel Francis Sampson.
Y aquí lo tenéis

Preguntando nuestro soldado Niland a Sampson por la tumba de Robert, éste no solo localiza la que Frederick busca, sino también la de su otro hermano Preston.
Conmovido por la situación de ver a Frederick ante la tumba de dos de sus otros hermanos, el Teniente Coronel Castrense Sampson investiga los archivos de los Niland en los que, a su vez, encontrará que su hermano Edward consta como desparecido en combate sobre tierras de Birmania.
Sampson entiende no puede volver a producirse otro “caso Sullivan”, ninguna otra familia puede perder a todos sus hijos.
Destinado Frederick de vuelta a Inglaterra, Sampson no deja de escribir a todo aquél que quiere escucharle y consiguiendo finalmente la orden que nuestro “soldado Niland” pueda volver a casa. Frederick que se hallaba con su compañeros pendientes de intervenir en la que sería la Operación Market Garden (plasmada en la película Un Puente Lejano, 1977, dirigida por Richard Attenborough), quiere desoír la orden llegando incluso a afirmar que “solo volvería a casa esposado”. A lo que Sampson le respondió que se podía enfadar con Eisenhower o con el presidente, pero que volvía a casa y eso era una orden.
Y de esta forma y no de otra, se pudo salvar a nuestro “Soldado Niland”.
Por cierto, finalmente el destino cambió un poco su cruel itinerario con la familia Niland. ¿Os acordáis de Edward, el radiofonista abatido en su B-25 y dado por desaparecido en combate?, pues con su avión en llamas llegó a saltar en paracaídas, acabó siendo prisionero de los japoneses un año, pudo escapar de ese campo de prisioneros y estuvo vagando sin rumbo hasta que, casi al límite de sus fuerzas y próximo a morir, fue rescatado por soldados británicos…. cuando pesaba solamente 39 kilos.
Frederick fallecería finalmente en 1983 y su hermano Edward en 1984.
No quisiera terminar esta incursión en la página de Encuentros de Cine de Autor, sin transcribir el contenido de la carta que lee el General George Marshall en la escena en la que toma la determinación de Salvar al Soldado Ryan. Viniendo de un político, es de una belleza difícil de igualar….. e imposible si se tratase de cualquiera de los que nosotros tenemos. Dice así:

“A la señora Bixby,
Boston.Mass.
Estimada Señora

Me han mostrado en los archivos del Ministerio de Guerra una declaración del ayudante del general de Massachussets expresando que usted es madre de cinco hijos que han muerto gloriosamente en el campo de batalla.

Sé cuán débil e insuficiente ha de parecer cualquier palabra mía que intente distraerla de su aflicción por una pérdida tan abrumadora, pero no puedo abstenerme de ofrecerle el consuelo que quizá se encuentre en la gratitud de la República, para salvar a la cual murieron.

Ruego al Padre Celestial pueda aplacar la angustia de su pérdida, y le deje sólo el afectuoso recuerdo de los seres queridos y perdidos, y el solemne orgullo que debe usted sentir al haber realizado tan costoso sacrificio en el altar de la libertad.

Muy sincera y respetuosamente suyo
Abraham Lincoln

Sebastián Antón Coll.