EL DIABLO SOBRE RUEDAS, LA ÓPERA PRIMA DE SPIELBERG.
15930
post-template-default,single,single-post,postid-15930,single-format-standard,bridge-core-1.0.4,ajax_fade,page_not_loaded,,vertical_menu_enabled,side_area_uncovered_from_content,qode-theme-ver-18.0.9,qode-theme-bridge,disabled_footer_bottom,wpb-js-composer js-comp-ver-5.7,vc_responsive
 

EL DIABLO SOBRE RUEDAS, LA ÓPERA PRIMA DE SPIELBERG.

EL DIABLO SOBRE RUEDAS, LA ÓPERA PRIMA DE SPIELBERG.

Cuando en el Hollywood de aquél año de 1971, la Universal encargó a un joven director de veinticinco años, un telefilm de suspense de bajo presupuesto, pocos podrían imaginar que se estaba acabando de fraguar  la personalidad de uno de los personajes más emblemáticos de la historia del cine, el considerado por la critica especializada como “el rey MIDAS de Hollywood”. Estamos hablando del director, guionista y productor norteamericano, STEVEN SPIELBERG.

El telefilm al que nos referimos fue rodado en 20 días, y emitido en la cadena ABC el 13 de noviembre de 1971, ante el éxito televisivo obtenido la productora decidió añadir algunas secuencias extras, ampliando su duración a los 90 minutos para exhibirlo en las salas de cine con un tremendo éxito. Hablamos por supuesto de la película EL DIABLO SOBRE RUEDAS, su primera obra de suspense, y una de sus primeras películas.

En ella narra la historia de un hombre de negocios, magistralmente interpretado por DENNIS WEAVER, que viaja con su coche por una carretera casi desierta,  y se ve envuelto sorprendentemente en un acoso mortal por un enorme camión cisterna, conducido por alguien con instinto homicida que le persigue intentando arrollarle, y al que en ningún momento del filme se le consigue ver el rostro.

El ritmo trepidante que tiene esta opera prima de Spielberg desde sus primeras secuencias, la profusión de planos, el excelente montaje, y el que consiga atrapar al espectador y sumergirlo en una profunda desazón y suspense, hace percibir sin duda, la gran influencia que el maestro Alfred Hitchcock ejerció en él, tanto en este film como en Tiburón, otro de los títulos representativos de su carrera.

Es de todo punto destacable como consigue convertir en dos actores más del reparto, a los dos vehículos empleados en la película: el coche un Plymouth Valiant, y el camión cisterna un Peterbilt 281, que parecen tener vida propia, y controlan la visión del espectador a través de sus faros y sus espejos retrovisores.

El diablo sobre ruedas es una película de culto. Generó muchas secuelas y remakes, y abrió la puerta del mundo cinematográfico a un jovencísimo Steven Spielberg convirtiéndole en uno de los pilares de la historia del cine.

JLB.